sábado, 26 de diciembre de 2009

Naufragio recurrente

Lúgubre y gris oceano
que en marejada flota sobre mi cabeza.
Origami de agua, sal y recuerdos.
Caleidoscopio de turbios blancos descoloridos,
todos iguales, todos desabridos.

Solo en la inmensidad de una noche interminable,
miro a mi alrededor, pero no veo a nadie.
Escucho, pero solo oigo al mar embravecido.
Mi barco es tan solo un simple cascarón,
a merced de la tempestad
y del capricho de los dioses.

Quisiera llegar a mi puerto,
pero ya no hay allí espacio para mi barco.
¿Regresar tal vez?
Pero ... ¿a dónde?
Porque no tengo idea de dónde vengo ni a dónde voy.

Solo se que existo
porque me zarandea el temporal.
Solo se que vivo
porque trato desesperadamente de aferrarme
para no resbalar y caer al mar.

Entonces intuyo ...
Tal vez en ese mar esté mi orígen.
Tal vez sea ese mar mi destino.
Y hundido en sus frías profundidades un día
reciba calor, cobijo y paz.

jueves, 22 de enero de 2009

Las dos cartas de Nikita Kruschev

Esta historia fue recogida en la película "Traffic" de Steven Soderbergh y muchos rusos afirman que fue verídica. Se dice que cuando Nikita Jrushchov (Kruschev) iba a entregar el poder a Leónidas Brezhnev en 1964, lo hizo llamar y le dio dos cartas cerradas. Le dijo: “Cuando tenga un problema serio en su gobierno que amenace su integridad política y no encuentre ninguna salida, abra la primera carta. Si pasa el tiempo y vuelve a encontrarse en la misma situación, entonces abra la segunda carta.

Ante la crisis que vivía la U.R.S.S., Brezhnev no tardó en abrir la primera carta. En ella pudo leer: “Écheme la culpa de todo.”.

Así lo hizo, culpó de todos los problemas de la U.R.S.S. a su antecesor y con ello consiguió ganar tiempo. Sin embargo transcurrían los meses y los problemas no hacían más que agravarse, por lo que decidió abrir la segunda carta. En ella ponía: “Siéntese y escriba dos cartas”.