Lúgubre y gris oceano
que en marejada flota sobre mi cabeza.
Origami de agua, sal y recuerdos.
Caleidoscopio de turbios blancos descoloridos,
todos iguales, todos desabridos.
Solo en la inmensidad de una noche interminable,
miro a mi alrededor, pero no veo a nadie.
Escucho, pero solo oigo al mar embravecido.
Mi barco es tan solo un simple cascarón,
a merced de la tempestad
y del capricho de los dioses.
Quisiera llegar a mi puerto,
pero ya no hay allí espacio para mi barco.
¿Regresar tal vez?
Pero ... ¿a dónde?
Porque no tengo idea de dónde vengo ni a dónde voy.
Solo se que existo
porque me zarandea el temporal.
Solo se que vivo
porque trato desesperadamente de aferrarme
para no resbalar y caer al mar.
Entonces intuyo ...
Tal vez en ese mar esté mi orígen.
Tal vez sea ese mar mi destino.
Y hundido en sus frías profundidades un día
reciba calor, cobijo y paz.